Este paseo nos lleva a visitar los barrios del Pópulo y Santa María. Son los barrios más antiguos de la ciudad, con calles estrechas y empedradas. Partiendo del Centro de Recepción de Turistas a través de la Calle Nueva hacia la Plaza de San Juan de Dios, donde se encuentran el Ayuntamiento y la Iglesia de San Juan de Dios, perteneciente al centro hospitalario más antiguo de la ciudad (Hospital de la Misericordia), adentrándose posteriormente en el Barrio del Pópulo a través del Arco del Pópulo. Tras un breve paseo, cruzamos otro de los arcos que cerraban el reciento medieval, el Arco de la Rosa, sorprendiendonos con la impresionante vista de la Catedral Nueva cuyas bóvedas y su torre de Poniente se pueden visitar, obteniendo una fantástica vista de la ciudad. Rememoramos las épocas fenicia y romana de la ciudad, al visitar el Yacimiento Arqueológico de la Casa del Obispo y el Teatro Romano de los más antiguos y de mayor capacidad de la Península Ibérica. Volvemos luego al interior del Barrio a través de la plaza Fray Félix, donde se encuentran la Iglesia de Santa Cruz (del S XIII al XVI), primitiva catedral de Cádiz con interesantes obras artísticas. Muy cerca se halla la Casa del Almirante (S. XVII), fiel reflejo del esquema habitual de las casas de comerciantes con Indias y con espectacuar portada marmórea. A continuación podemos visitar la Posada del Mesón para salir por el Arco de los Blanco y llegar hasta el Barrio de Santa María, cuna del flamenco en Cádiz. Subiendo la cuesta de la calle Santa María que mantiene su trazado medieval como otras calles de esta zona, hallamos la Casa Lasquetty y el Convento de Santa María (en su interior destaca la Capilla de Jesús Nazareno con un interesante zócalo de azulejos holandeses). Desde allí podemos bajar por la calle Público para llegar al Centro Municipal de Arte Flamenco de La Merced y luego subir hasa la Casa de Iberoamérica (del S. XVIII) primer edificio neoclásico de la capital. Terminamos la ruta en la Puerta de Tierra, parte del complejo defensivo amurallado que rodeaba la ciudad. En su interior encontramos las salas dedicadas al Museo Litográfico, el cual acoge una importantísima colección de maquinaria y piedras litográficas.